A finales de otoño empiezo una pequeña poda recortando las ramas mas largas, es lo que llamaríamos la poda de reposo, dejando las flores marchitas para no estimular los brotes.
Allá por el mes de Enero, hago una limpieza, quitando todas las ramas enfermas, los brazos que están secos y rebajando los tallos que dejo a unos 25 o 30 centímetros, para que si hay alguna helada no queden dañados los brotes de la parte de abajo.
Y ya a mediados de Marzo, cuando las yemas están bien marcadas, hago la poda definitiva o ‘poda vegetativa’, teniendo cuidado de dejar siempre la última yema hacia el exterior para que el rosal quede despejado por dentro. Como mis rosales son híbridos de té, los podo dejando entre dos y cuatro yemas por rama, dependiendo del vigor de la rama. El corte lo doy a uno o dos centímetros de la yema y siempre en bisel como se ve en las fotos. Si el tiempo acompaña, pronto se desarrollarán las yemas y el rosal estará vestido. Recalcar que si salen chupones hay que eliminarlos enseguida, se notan porque salen siempre por debajo del injerto y las hojas son distintas de las del rosal.